miércoles, setiembre 27, 2006

Premios ridículos

El premio Stella es un galardón que se da anualmente en Estados Unidos para poner en evidencia el sistema legal de este país. Llevan el nombre de Stella Liebeck, la cual, en 1992 y a la edad de 79 años, sufrió un accidente en un McDonalds al caérsele por encima el café. El accidente le produjo diversas quemaduras de consideración por las que fue indemnizada con 2.9 millones de dolares (unos 580 millones de aquella peseta tan maja que teníamos). Desde ese día, en las tazas de café se advierte de que el contenido está muy caliente y es peligroso.

También desde entonces se otorga un premio de carácter anual a tales casos, difíciles de entender pero reales como la vida misma. Les mostramos algunos (para los escépticos, dense una vuelta por www.stellaawards.com).

Enero de 2000
Kathleen Robertson de Austin (Tejas) fue indemnizada con 780,000 dólares después de romperse un tobillo tras de tropezar y caer. La culpa fue de un niño que estaba corriendo en una tienda de cocinas. Lo ridículo no es sólo que fueran los dueños de la tienda quienes pagaron dicha indemnización, sino que además el niño en cuestión era el hijo de la señora Robertson.

Junio de 1998
Carl Truman, de 19 años y vecino de Los Angeles, fue recompensado con 74,000 dólares y los gastos médicos cuando su vecino pasó por encima de su mano con el coche, un Honda Accord. Todo sería perfectamente justo si no fuera porque en ese momento le estaba robando el tapacubos.

Octubre de 1998
Terrence Dickson, de Bristol, Pennsylvania, se disponía a abandonar un domicilio justo tras haber robado los enseres más valiosos. Trató de salir por la puerta del garaje, que no pudo abrir porque estaba rota, y al intentar volver al interior de la casa se dio cuenta de que la puerta que conectaba ambas estancias se había cerrado y no podía abrirse desde el garaje. Ya que la familia dueña de la vivienda se encontraba de vacaciones, el señor Dickson sobrevivió durante ocho días a base de Pepsi y un saco de comida para perros que encontró. Denunció al dueño de la casa por los daños morales sufridos por aquel incidente, y el jurado accedió a situar la indemnización del propietario al ladrón en medio millón de dolares.

Diciembre de 1997
Kara Walton, de Claymont, Delawere, denunció con éxito al propietario de un pub nocturno de la ciudad cuando ella se cayó desde la ventana del baño y se rompió los dientes contra el suelo. Sucedio mientras la señorita Walton intentaba escaparse por dicha ventana para no pagar la cuenta de 3.50 dólares. El propietario debió pagarle 12,000 dólares y los gastos dentales.

Mayo de 2000
Un restaurante de Philadelphia tuvo que pagar a Amber Carson, de Lancaster, Pennsylvania, 113,500 dólares despues de que resbalara con el suelo mojado de refresco y se rompiera el coxis. Dicho líquido se encontraba en el suelo porque ella se lo había lanzado a su novio media hora antes durante una pelea.

Octubre de 1999
Jerry Williams, de Little Rock, en Arkansas, percibió 14,500 dólares más los gastos médicos despues de ser mordido en el trasero por el perro de su vecino. El perro estaba encerrado en una jaula dentro del jardín de su propietario. La indemnización fue menor de la que había pedido gracias al atenuante de que el señor Williams estuviera disparándole al perro con una pistola de bolas desde justo encima de la jaula.

... But the winner is...
El señor Merv Grazinski, de Oklahoma City, en noviembre de 2000 se compró una caravana marca Winnebago de las grandes (de las que son al mismo tiempo coche y caravana). En su primer viaje, estando en una autovía, decidió poner su reciente adquisición a una velocidad de crucero (el "automático" del coche) de 70 millas por hora -unos 120 kilómetros por hora-. Hecho esto dejó el volante y se fué a la parte de atrás a prepararse un café. Como puede imaginar todo el mundo, en cuanto el vehículo vio un árbol dijo "allá voy" y se lo comió.

El contrariado señor Grazinski denunció a Winnebago por no advertirle en el manual de uso que eso no se podía hacer. Por ello, fue recompensado con 1,750,000 dólares más una nueva caravana. Actualmente, Winnebago advierte de tal circunstancia en sus manuales, para el caso de que algún otro imbécil compre uno de sus vehículos.